lunes, 31 de marzo de 2014

Zócalo

Sí, tengo el corazón roto, y hago lo posible para no pensar en él y en que las cosas ya cambiaron aunque no hayamos cambiado nosotros.
Lloré dos semanas seguidas, a ratos, con poquitas lágrimas y sin dejarme ver.
Parece que me extraña y me busca quizá con un poco de lástima. Yo trato de rodearme de otras personas en otros contextos.
El sábado me acordé de alguien, no lo conozco bien y sólo nos hemos visto tres veces. Lo pensé con intensidad y lo busqué con la mirada sin sber por qué. Apareció, atrás de mí, a menos de un metro, en medio de ochentamil personas.
Me sonrió con calidez y mantuvo una rato sus manos sobre mis hombros.
Algo así de simple hace que me mire al espejo y me pregunte ¿por qué tan contenta?
Necesitaba un evento fugaz de los que no prometen absolutamente nada y hacen hormiguear los pedazos del corazón.
No me quedé vacía y todavía confían en mí las casualidades.

No hay comentarios:

Publicar un comentario