sábado, 11 de octubre de 2014

La chica del Seven.

—¿Qué espacio va a haber para el amor si estamos valiendo madres? Hay sangre por todos lados y unos pocos tienen el poder para deshacerse de todos los demás dejando que pensemos que esta extinción fue nuestra idea. ¿Cómo puedo tomarla de la mano y sonreír después de ver lo que he visto?

—Pero la quieres, ¿no?.

—Claro que la quiero, apenas la miro y el mundo deja de existir. Por eso no puedo. Además no tengo nada que ofrecerle. Para ella las cosas aún funcionan y es posible llegar a ser feliz. Aún tiene la capacidad de soñar con el futuro. Soy un flaco hombre noctámbulo incapaz de despertar a nadie. ¿Para qué le sirvo si no puedo protegerme ni a mí mismo?

—¿Ella te ha pedido que la protejas?

—No, pero es lo mínimo que merece.

—Yo creo que ella no es tonta. Se da cuenta mejor que nadie de que el ser humano pierde la humanidad cada día. Sabe quién eres, te ve casi a diario. Quizá no espera tanto de tí. A veces ustedes los hombres se creen que una les va a encomendar responsabilidades aún más grandes que su ego. Quizá no quiere que mejores el país, que des la vida por ella o por el pueblo. Quizá no quiere que cambies de manera de pensar ni de hábitos. Quizá no le interesa que estés allí a diario a su disposión. Y honestamente dudo que le interese formar una pareja que le demuestre a la sociedad que son completemente funcionales para engranar en ella. No me parece que debas angustiarte tanto. Quizá sólo quiere que sigas siendo como eres tú y que la beses de vez en cuando. Ahora ve a la tienda y salúdala, no olvides traer el papel higiénico.

—¿Y si hoy no está? Creo que hoy no le toca trabajar. 

—Si no está le preguntas al otro tipo cómo se llama y punto.